Marina Calderón, quien asumió el cargo de directora de la Policía Municipal de Tecate bajo la administración de Román Cota Muñoz, presentó su renuncia de manera extraoficial el 25 de febrero de 2025. Esta decisión llega en medio de un clima de violencia, apenas unos días después de haberse jactado de una disminución en los índices de inseguridad en el municipio.
Desde su llegada en octubre de 2024, Calderón había destacado avances como la rehabilitación de una casetas de seguridad y la creación de un comedor para los agentes, además de asegurar que la inseguridad en Tecate había comenzado a bajar. Sin embargo, la realidad sobre el terreno fue mucho más cruda. Los homicidios, desapariciones y extorsiones no hicieron más que aumentar, superando cualquier esfuerzo por controlar la situación.
En enero de 2025, se tomó la polémica decisión de realizar pruebas de confianza a toda la corporación policial, lo que derivó en la remoción de más del 50% de los agentes municipales. Aunque esta medida momentáneamente redujo la incidencia delictiva, también evidenció la fragilidad de la institución, dejando a la policía aún más debilitada y con una credibilidad en declive.
El creciente caos y la incapacidad para controlar la ola de violencia llevaron a Calderón a presentar su renuncia, a pesar de que se le pidió permanecer dos semanas más en el cargo. Su salida marca el fin de una gestión breve, pero marcada por la controversia y el desajuste en la estrategia de seguridad.
La renuncia de Calderón deja muchas incógnitas: ¿quién tomará las riendas de la policía en un momento tan crítico? ¿Cómo se afrontarán los desafíos de seguridad en Tecate cuando la situación parece empeorar cada día? El futuro de la seguridad en el municipio, al igual que la credibilidad de las autoridades, queda ahora en el aire.
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