La situación en Tecate sigue siendo un misterio, y las preguntas sobre el futuro de los parquímetros y la relación con Iberparking están ganando cada vez más fuerza. Lo que empezó como una lucha ciudadana por rescatar el control de estos servicios parece haberse transformado en una serie de interrogantes sin respuestas claras.
El hecho de que el Comité de Vigilancia finalmente se haya reunido la semana pasada es positivo, pero las declaraciones obtenidas no han sido suficientes. Más allá de señalar que la empresa pedía 500 millones para irse de la ciudad, la información sigue siendo ambigua y poco transparente. Este silencio por parte del gobierno municipal, sobre todo cuando ya se ha anunciado la intención de rescindir el contrato, genera aún más desconfianza entre los ciudadanos.
La declaración del alcalde de querer que el municipio maneje los parquímetros es relevante y abre nuevas dudas. ¿Es este el motivo detrás de la falta de información sobre lo que está pasando con Iberparking? Puede ser que estén tratando de que la ciudadanía vea el tema de los parquímetros bajo una luz favorable para poder manejar la situación sin la presión de la opinión pública. Este manejo de la situación podría estar diseñado para que, cuando el municipio finalmente asuma el control, los ciudadanos lo vean como una solución y no como un nuevo problema.
La falta de transparencia sobre quién está cobrando los parquímetros y a dónde va el dinero sigue siendo una pregunta clave. El gobierno municipal debería haber proporcionado información clara y precisa sobre quién está recibiendo los ingresos y cómo se están utilizando. Si el contrato con Iberparking ya ha terminado, es imperativo que el Ayuntamiento aclare si ahora están asumiendo el control directamente, o si hay otra empresa involucrada. De lo contrario, las dudas sobre la opacidad y el posible desvío de recursos seguirán alimentando la desconfianza de la comunidad.
El hecho de que los parquímetros sigan funcionando, sin que se dé una explicación clara sobre el manejo del dinero, refuerza la sospecha de que, aunque el contrato con Iberparking haya terminado, el negocio sigue operando, pero bajo el control del municipio, sin la debida transparencia.
La situación exige una respuesta clara y rápida por parte del gobierno municipal, ya que la falta de comunicación solo contribuye a aumentar el malestar y la incertidumbre de los ciudadanos. Es hora de que se aclare el futuro de los parquímetros y se garantice que los recursos se están utilizando de manera adecuada y transparente.

